Una vez en estaba en una tienda de CyA comprando un regalito para un cumpleaños y se me acercó un empleado semi formal para ofrecerme una tarjeta de crédito interna. Decidí a escucharlo porque a veces a las amas de casa nos sobra tiempo.
Entonces me explicó los beneficios de la tarjeta, los descuentos que me habrían de hacer, y un grupo de novedades muy exitantes para él. Le preste atención lo suficiente como para que él creyera que podía pedir el plástico adorado. Y sacó su planilla para anotar mis datos, aún cuando yo no le había dado por aprobada la operación. Lo primero que me preguntó fue mi profesión y yo le dije sin vergüenza (eran más o menos las 11 de la mañana y todos mis conocidos estaban en su trabajo, y nadie me iba a oír): "Soy ama de casa".
La estúpida sonrisa que había tenido mientras trataba de convencerme se le borró de un sopetón. Pasó la página al final del pilón y apenas murmuró: "Ay... bueno, disculpá es que no....".
Yo aproveché ese instante de duda y le retruqué: ¿ Algún problema?
" -No, no..." intentó explicarme. " -Es que como Ud. no tiene un sueldo..." y seguía -"Eh...¿su marido de qué trabaja?" continuó el infeliz.
"-! PERDON!" " -!Yo no te voy a decir de qué trabaja mi marido!"
le grité.
" -Es que necesitamos una referencia por el monto que se le va asignar." Y el muy idiota insistió: -¿ Ud. no me puede dar un teléfono de él así chequeamos..."
Salí de la megatienda indignada, no compré nada y mietras caminaba enfurecida por Cabildo recapacité: !qué gran estrategia para evitar ser acosada por promociones y descuentos absurdos!
Y así fue que aplico siempre esta técnica cada vez que queiren vender algo al pedo:
"-! No, dejá, soy ama de casa!" y te huyen como si fueras un perro sarnoso.
Que gasten en boludeces las profesionales.
Igual, tuve que ir a otro negocio a comprar el regalito.